Llega la primavera, ¿cómo afecta a la salud?
Casi sin darnos cuenta, la primavera está a punto de llegar y con ella una serie de transformaciones ambientales que afectan directamente a nuestra salud. Y es que, en esta estación del año aparece el buen humor, la tristeza, la hiperactividad, o la fatiga, afecciones muy diversas y propias de esta época del año. Hoy te contamos cómo afrontarlas para lograr un cambio de estación lleno de bienestar.
Poco a poco, los días son más largos, hace más calor y en el campo hay una explosión de color. Todos estos cambios tienen un efecto directo en nuestra salud y estado de ánimo. Y es que, la explosión de vida que significa la primavera en la naturaleza, también surge en el cuerpo humano.
Hay dos maneras muy significativas en cómo nos afecta la primavera:
La «euforia primaveral», que trae un efecto positivo como consecuencia del aumento de luz y de temperatura. Así, nuestro cuerpo reacciona mediante ajustes del metabolismo con cierta hiperactividad y que influye positivamente en el estado de ánimo. Gracias a la secreción de feromonas, oxitocina, dopamina o noradrenalina nos sentimos, en general, más felices y desinhibidos.
Por otro lado, encontramos como faceta más negativa esos efectos bajo el concepto «astenia primaveral», considerada un trastorno adaptativo. Los principales síntomas son: cansancio y somnolencia durante el día, fatiga, irritabilidad, pérdidas del apetito, disminución de la lívido durante la fase de adaptación o pérdida del cabello. No obstante, los efectos de la primavera varían en función de cada individuo.
Si quieres prevenir y combatir cinco afecciones propias de esta estación, te bastará con hacer ejercicio físico, dormir bien, una dieta saludable y una buena hidratación.
Astenia primaveral
Supone una dificultad en el proceso de adaptación de unas condiciones a otras. Donde podemos ver alteraciones en los ritmos circadianos, modificaciones ambientales y cambios de hábitos relacionados con la llegada del buen tiempo y más horas de luz. Los síntomas más comunes son: cansancio intenso, dolores musculares, alteraciones del sueño, tristeza, falta de apetito o pérdida de peso. Para combatirlos, lo mejor es realizar ejercicio regularmente, hacer actividades al aire libre y dedicar tiempo a la relajación.
Alergia
La primavera también trae consigo diminutas partículas de polen que generan alergias, provocando conjuntivitis, rinitis, sinusitis o asma.
Para minimizar estos efectos, además de seguir el tratamiento prescrito por el médico, es aconsejable purificar el aire del hogar y mantener las ventanas cerradas, sobre todo, de cinco a diez de la mañana y de siete a diez de la noche, que es cuando el polen está más activo.
Afecciones cutáneas
Los hongos y las bacterias cogen fuerzas ampliando también su foco de actuación. Además, el incremento de la exposición solar y la sequedad que arrastra la epidermis por los meses de frío, requerirán medidas especiales para el cuidado de la piel. Por lo que será vital importancia utilizar fotoprotección solar, ropa de tejidos naturales como el algodón, secarse bien después de la ducha, hidratar bien la piel y seguir una dieta rica en antioxidantes, además de la ingesta de abundante agua.
Resfriados
Aunque parezca extraño, la primavera también es una época de resfriados, con fiebre, tos y dolores musculares, por lo que te recomendamos que lleves un estilo de vida saludable que favorezca el sistema inmunitario, como tener calidad del sueño, hacer ejercicio frecuentemente o reducir los niveles de estrés, además de un aporte extra de vitamina D, C y zinc.
Infecciones gastrointestinales de origen bacteriano
Otro problema que aparece en este tiempo son las diarreas y la salmonelosis, afecciones de origen bacteriano que proliferan en primavera. Esto se debe, principalmente, al aumento de las temperaturas y de la humedad que contribuyen a la propagación de bacterias en alimentos mal conservados. Así que, presta especial atención al estado de los alimentos que vayas a comer y apuesta por aquellos que ayuden a depurar el organismo.